La tradición de la Tambora tiene su origen en otra tradición secular conocida como el Rosario de la Aurora, que consistía y consiste aún, en rezo de Rosario en el momento, conocido astronómicamente como la aurora, o espacio de tiempo desde que empieza a clarear hasta el amanecer o aparición del sol en el cielo.

Desde muy antiguo, quizá desde la fundación de la Iglesia de Cambil, se sabe de la existencia de la Cofradía de las Ánimas del Purgatorio, que se ocupaba de velar por las almas del purgatorio, recaudando fondos para la realización de una novena anual. Una de las cuestaciones más populares fue la que se celebraba el día 24 de diciembre saliendo a la calle acompañados de la famosa Tambora.

En 1871 la cofradía recibió por herencia, aparte de panderos, campanillas, cencerros y otros instrumentos, algunos de los enseres recuperados de la desaparecida Cofradía del Rosario tras la desamortización de Mendizabal, junto con el compromiso de seguir la costumbre de procesionar el rosario en el amanecer de la fiesta de octubre, que probablemente trasladaría a la Inmaculada por ser más cercana a la Navidad, que era cuando esta cofradía organizaba casi todas sus actividades.

Con el paso del tiempo esta celebración se fija en la noche de la festividad de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre.

Por las calles de Cambil, se procesiona, a las doce, a las cuatro y las seis de la mañana, la imagen de la Virgen de la Aurora. Esta tradición, consiste en una «despertá» que, con la gran tambora, realizan los cambileños con cánticos de aurora: «A la Aurora venimos buscando, que dicen que anda por este lugar; recogiendo flores y jazmines para los devotos que van a rezar «El «tan, tan, tan, tararán, tan» de la tambora, acompasado, sonoro y enérgico le llega al alma a los cambileños. Durante la procesión, los vecinos reparten dulces y licoresentre los penitentes.

Hace años, rememorando a la Cofradía de la Ánimas, aún salía «La Tambora» el día de Nochebuena y recorrían las calles cantando una canción alusiva a las ánimas del purgatorio, para sufragio de las cuales iban a la vez pidiendo limosna. Cuando pasaban por delante de una casa en la que hubiera luto reciente no se detenían porque el canto, aunque fuera con tan benéfico fin, iba mal con los severos lutos de antaño.

En tiempos no muy lejanos, se celebraba todavía la misa de la Aurora, muy temprano, a pesar de los rigores de los “inviernos de antes”, los devotos acudían a la ermita del Señor del Mármol a buscar la imagen de la Aurora y llevarla a la iglesia donde se celebraba la misa en este día de la Inmaculada Concepción.