Elaboración:
Añadimos al agua la cebada y la avellana, ambas tostadas y molidas.
Posteriormente, se le añade la canela en infusión y se deja reposar toda la noche en el frigorífico o a temperatura ambiente.
Después se cuela por un tamiz y, al líquido restante, se añade azúcar y vainilla al gusto.
Se mete en el congelador y se remueve hasta que se convierta en un granizado, que es cuando habrá alcanzado el punto más propicio para su consumo. |