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Patrimonio Histórico
Castillo de Mata-Bejid
El castillo se ubica en la entrada del valle encajado entre los picos de Mágina y Almadén, en el paraje denominado «El Castellón». Ha sido datado por diversos autores a principios del s. XIV, siendo calificado como de construcción cristiana. Por los restos que aún se mantienen en pie, Mata-Bejid parece un castillo con una función eminentemente estratégica, diseñado para sostener a una reducida guarnición.
Es de planta rectangular, muy alargada apoyándose sus lados menores, Norte y Sur, en sendas torres, y sus lados mayores, Este y Oeste, por cerramientos.
El cerramiento del sector Oeste está muy deteriorado, habiendo rodado gran parte de sus mampuestos ladera abajo, hasta el vecino arroyo de Los Prados. El del sector Este aún mantiene buena parte de su alzado, aunque muy rehecho, ya que se aprovechó como tapia posterior del corral de un cortijo, actualmente abandonado y en ruinas.
Las torres presentan planta cuadrada: la del sector Norte tiene unos 7,90 metros de lado y presenta cámara interior cubierta con bóveda apuntada; la del sector Sur parece más un bastión defensivo que una torre propiamente dicha, con un primer cuerpo completamente macizo y otro superior habitable, cubierto por dos bovedillas de medio cañón que se articulan lateralmente en un arco. El piso está empedrado, y la entrada es de argamasa. A su pie debió estar la entrada al castillo.
En el estrecho pasillo (5,60 metros de anchura) que une ambas torres, casi en el centro del patio de armas, y ocupando toda su anchura, hay un aljibe de cal y canto de proporciones modestas (1,60 x 2,90 metros en su interior).
La fortaleza está construida en mampostería regular bien ripiada, con cadenas de sillería en los ángulos.
El Hospital de Pobres Pasajeros de Cambil
La Cofradía de la Encarnación
Las Cofradías y su importancia histórica
Las cofradías constituyeron en la antigüedad el tejido asociativo de la sociedad, si ben algunas tuvieron mucha más influencia y poder del que hoy pueden tener las actuales asociaciones.
En Cambil, a lo largo de la historia, han existido numerosas cofradías. Tenemos información que, desde los primeros tiempos de la Iglesia, a principios del siglo XVI, se crearían las cofradías de la Encarnación, como primera patrona de nuestro pueblo y la de las Ánimas del Purgatorio, que debieron de aparecer en fechas muy similares. Ambas disponían de sus capillas en la iglesia.
Pocos años más tarde, a mediados de siglo se fundaría la Cofradía de la Santa Vera Cruz, de la que hay pocas noticias, aunque aún sabemos de su existencia en el año 1787. Tenía un pequeño altar dentro de la iglesia.
La Cofradía de la Virgen del Rosario aparece en 1589, despertando gran fervor popular a juicio de las importantes donaciones que recibió la cofradía y gracias a las cuales se construyó un altar en el mismo lugar donde se encuentra hoy. Se cree que la Virgen del Rosario adquirió el patronazgo de Cambil a principios del siglo XIX.
Otras cofradías, todas ellas existentes desde finales del siglo XVI, son la de Nuestra Señora de la Cabeza, que peregrinaba a este santuario, la del Santísimo Sacramento y la del Dulce Nombre de Jesús, todas ellas desaparecidas durante los primeros años del siglo XIX.
En 1895 el obispado obligo a todas las cofradías a presentar sus estatutos, y tenemos constancia que en esa fecha solo lo hicieron la cofradía del Santo Cristo, que se ocupaba del paso de Semana Santa, la de la Virgen de los Dolores, y de Jesús Nazareno de Arbuniel, con el mismo fin. La de las Benditas Ánimas del Purgatorio y la de San Juan Evangelista dedicada al culto de esta imagen y, por supuesto, la del Santísimo Cristo de Mármol, que todos conocemos en la actualidad.
El Hospital de Pobres Pasajeros y su artística fachada
Desde su fundación la Cofradía de la Encarnación de Nuestra Señora se encargó de administrar las rentas, del Hospital de su mismo nombre u Hospital de Pobres Pasajeros, como se denominaría a partir de 1675. Esta institución se mantenía de donaciones y herencias y tenía un mayordomo que se ocupaba de su gestión.
La primera ubicación sería en la parte baja de la Calle Real, que con el tiempo pasaría a llamarse calle del Hospital.
Casa de los Vilches-Santaolalla, calle Posadas
En 1689 las casas que ocupaba el Hospital se encontraban muy deterioradas y así su mayordomo en esa fecha, D. Francisco de Carvajal, ofreció a ceder unas casas en la calle del Pilar, actual calle de las Posadas, a cambio de la condonación de una deuda de 1.162 reales, trasladándose el hospital a esta nueva ubicación.
En 1738 se produce el cambio a su actual localización. En esas fechas D. Juan Antonio de Vilches Santaolalla heredó de su madre, Doña Eufemia de Vilches Carvajal, sobrina del mayordomo Francisco de Carvajal, unos terrenos en la calle del Pilar, que lindaban con el hospital y como necesitaban más espacio para edificar su casa, se ofreció a permutar el solar del hospital por una casa que su esposa Doña Leonor de Salazar había heredado también de Doña Eufemia.
El Antiguo Hospital cambileño es un edificio construido en la segunda mitad del siglo XVIII, en el que se advierte la exuberancia propia del barroco final o estilo rococó, reconociéndose como uno de los ejemplos más barroquizantes de la provincia de Jaén.
Su magnífica portada, estrecha y verticalizada que, a pesar de sus reducidas dimensiones, alienta un vertiginoso movimiento. Se organiza en dos pisos y ático que protege un alero lobulado. En el cuerpo inferior su puerta es adintelada, con pilastras de dibujos geométricos y entablamento con una gran cartela en su centro con el escudo del municipio.
A partir de una cornisa, con dos grandes volutas de cerradas espirales en sus extremos, se levanta estrechándose el segundo cuerpo, enmarcado por oblicuas columnas corintias geométricamente decoradas y un gran hueco para ventana que se cierra con una rejería convexa en contraposición con la fachada que es cóncava, lo que agudiza el dinamismo barroquizante.
Hay fundadas dudas de que la fachada que hoy conocemos como del hospital, pertenezca realmente a este, dada la suntuosidad y el elevado coste que esto supondría para una entidad benéfica de la época, situando el hospital en la casa situada justo al otro lado de la plazuela y siendo la casa, que luce tal fachada, la residencia de Fray Benito Marín, obispo de Jaén de 1750 a 1769 y cuyo blasón aparece en la parte superior de la misma.
Aunque todo sería posible, ya que Fray Benito fundó en Jaén el Hospital de Pobres que albergaría a 600 personas y, aunque las fechas no coinciden, la portada podría ser un añadido a la casa original, motivo de la permuta.
El hospital dejó de ejercer su función a finales del siglo XVIII, con la llegada de las desamortizaciones y el edificio, que pertenecía a la iglesia, salió a subasta por 36.500 reales de los cuales 16.000, pertenecían solo a la fachada.
Apenas fueron conquistadas las fortalezas de Cambil y Al-Habar por los Reyes Católicos, en septiembre de 1485, es muy posible que lo que fue una antigua mezquita fuese reutilizado como iglesia católica, consagrándola a la Encarnación de la Virgen María.
Esto debió de ocurrir en un corto periodo de tiempo tras la conquista, porque en agosto de 1486, menos de un año más tarde, existe documentación de la petición de la capellanía de San Mateo, es decir, que en pocos meses la iglesia se encontraba a pleno rendimiento.
También está documentado que la iglesia, desde su creación, gozaría de importantes rentas, pues existen buen número de peticiones para ocupar vacantes y permutas desde puntos muy dispares dentro y fuera de la diócesis de Jaén. El párroco bachiller Salcedo ocupó la plaza en 1529, siendo el primero del que existe constancia escrita.
Fue por tanto la Virgen de la Encarnación la primera Patrona de Cambil, como advocación de su iglesia, acompañada por San Mateo, como copatrón, por ser el día de este santo en el que se conquistaron sus fortalezas. Mas tarde se unirían a este patrocinio San Marcos y La virgen de Rosario, que acabaría siendo la Patrona de Cambil junto con el Cristo del Mármol.
Una vez conseguida la independencia de Jaén y otorgada la categoría de villa, en 1558, se comienza la construcción del actual templo que se inicia en 1559, coincidiendo con la llegada del tercer párroco documentado, el bachiller Miguel de Rojas, que encarga traer 400 cahíces (690kg) de cal buena, (276.000 kg en total), extraída de la falda del Almadén. El primer edificio constaría de una única nave “de suficiente anchura para contrarrestar la longitud y con cubierta artesonada” según el contrato de la obra.
La obra en piedra vista no comenzaría hasta 1570 cuando se contrata la traída de piedra tosca para su inicio. Ya en 1587 se encarga a Luis de Barba sobrino del arquitecto Alonso de Barba la saca y traída de piedra arenisca para la obra. La presencia de Luis de Barba nos hace pensar en la posible dirección de la obra por su tío Alonso de Barba, discípulo de Andrés de Vandelvira.
En esta época se levanta la fachada principal, que quedará algo deslucida por encontrarse a nivel más bajo que el de la plaza. En 1590 se añade a esta fachada un reloj con su campana.
En 1600 se compra en Mengibar 40 cargas de madera para iniciar el artesonado del techo y en 1603 se encargan a dos tejeros de Huelma que comiencen la fabricación de tejas para la cubierta.
El Campanario fue un añadido a la obra principal, que se acabaría en 1646 bajo los auspicios del obispo de Jaén D. Baltasar Moscoso y Sandoval, cuyo escudo es el que aparece en el centro de la torre.
La Capillas del Señor del Mármol fue construida en 1675, año de la llegada a Cambil del lienzo que representa a nuestro Patrón. Su decoración se encargaría 5 años más tarde siendo costeada por los vecinos de Cambil. En 1683 se encargaría la baranda de madera a Pedro de Leiva Navarrete, hermano del dorador del retablo.
Las puertas de madera de nogal de la entrada principal, se encargaron a un carpintero de Manchareal en 1716, costaron 2.200 reales y se realizaron en tres meses.
Otro añadido fue la Sacristía, construida en 1766, en un terreno aledaño cedido por Diego de Ochoa Galeote a condición que se le entregara otro de iguales dimensiones.
A finales del siglo XVIII se sacaron los enterramientos del interior de la iglesia a un cementerio que se habilitaría en la plaza baja, actual paseo del cristo del Mármol, tomando un trozo de
terreno de esta plaza cedido por el Ayuntamiento. Con este motivo debió utilizarse más asiduamente la Puerta del Sol, la que da al paseo, ya que en 1797 se encargan las puertas de madera, que costarían 6.000 reales.
Hasta 1807 el suelo, tanto del templo como de la lonja, debería de ser de tierra o de cantos de río, pues en esta fecha se encargan a la cantera del Mercadillo 3.150 losas cuadradas de pie y cuarto para la iglesia y 495 varas de losas de media vara de ancho para la lonja, con un coste de la obra de 37.730 reales.
En 1826 se añade a la fábrica el camarín de la Virgen de los Dolores que también albergaría a N.P. Jesús Nazareno, ocupando parte del reciente cementerio. En esta misma fecha se enluciría el interior de la iglesia y se construiría la bóveda que, aun actualmente, cubre el artesonado mudéjar del templo. En sus cuatro esquinas muestra el blasón del obispo de la época D. Andrés Gómez Esteban.
Este último añadido se demolió en 1970 para la construcción de la actual Casa Parroquial.
El Retablo
Una vez se hubo cerrado la cubierta de la iglesia, en torno a 1604, se quiso concluir la obra dotando a la iglesia de un retablo. La obra se encargó a Sebastián de Solís, uno de los escultores más famosos de la época. Sabemos que el encargo se produciría entre los años 1606 y 1615 ya que el contrato se firmó por Francisco de Navarrete, que fue mayordomo de la fábrica durante esos años.
La obra costaría 22.000 reales, que le serían abonados al autor durante varias décadas.
El retablo es de madera, de planta rectangular con pedestales adosados, lo que se llama retablo de batea. Tiene un alzado de forma piramidal con cinco calles verticales divididas en dos plantas y un ático.
La estructura principal se apoya en seis columnas de orden corintio rematadas por arquitrabe, friso corrido y cornisa con dentellones que se coronan con frontones partidos y un arco central de medio punto.
En el segundo piso encontramos cuatro columnas, igualmente corintias, rematadas por arquitrabe, friso corrido y cornisa con dentellones, esta vez coronadas con dos medios frontones curvos y arco central de medio punto sobre el que se sitúa un frontón recto que constituyen el ático.
Una vez terminada la madera, secada y asentada la misma, se contrataría el dorado y policromado. En 1615 el obispo D. Sancho Dávila encargó el dorado del retablo a Juan Bautista de Alvarado, pintor habitual de Sebastián de Solís, con un coste de 14.190 reales. En 1616, apenas éste había comprado los materiales para empezar la obra, otro pintor de Jaén Cristóbal Vela Cobo, presento un presupuesto por valor de 7.430 reales, prácticamente la mitad.
Después de un tiempo de conflictos entre ambos pintores el trabajo fue adjudicado a Cristóbal Vela, quien se quedaría con el trabajo, pero no llegaría a acabarlo, pues años más tarde en 1670 se encarga a Juan de Almazán el trabajo completo por un total de 25.000 reales.
Pero Almazán enfermó y murió en 1673, habiendo ejecutado solo una parte y recibido tan solo 12.000 reales de los presupuestados. Tras casi dos años de pleitos, en 1675 su yerno, Tomás de Leiva Navarrete, firma un nuevo contrato, concluyendo el dorado y pintado en 1677. Aunque por una nueva disputa referente a la posición del escudo del obispo D. Antonio Fernández del Campo Angulo y Velázquez, que aparece en el retablo, su pago se retrasó hasta 1679.
La iconografía del retablo es mariana, típica de la España de la Contrarreforma que, tras el Concilio de Trento, promueve la renovación de la Iglesia, en contra de la reforma protestante de Martín Lutero, a través del papel mediador de la Virgen María.
El retablo que vemos hoy no es exactamente como lo diseñara Sebastián de Solís, a lo largo del tiempo ha sufrido algunos cambios y algunos desperfectos.
A ambos lados del segundo piso se encuentran dos repisas, que fueron un añadido de la segunda mitad del siglo XVIII, cuando el cura párroco D. Cristóbal Montilla, dona a la iglesia 300 ducados de un patronato que él mismo había fundado, para añadir las figuras de los arcángeles San Miguel y San Rafael. Igualmente se aprovechó para retirar de la planta baja el Sagrario y llevarlo a la capilla de Jesús Nazareno.
La figura de San Francisco, en la segunda planta, no parece ser original, pues se sale del contexto de la iconografía general, ya que, en su lugar, debería haber una figura de San Pablo. Pudiera haber sido una donación del desaparecido convento de los Basilios de Mata Bejid, al igual que las imágenes de San Lorenzo y San Esteban del primer piso, que en su día ocuparon los laterales del segundo piso, pero se desplazarían a su lugar actual tras ser destruidas, en 1936, las imágenes originales existentes.
De igual manera, también producidos al inicio de la Guerra Civil, se encuentran desperfectos como la ausencia de las manos en alguna figura y la desaparición de la figura de Santa Catalina que ocupaba el espacio que ahora se ve vacío.
También tenemos constancia que delante del Retablo existiría una cancela de hierro con dos pequeños púlpitos del mismo material y otro púlpito de madera. Igualmente, a principios del siglo XX, existía un altar de piedra, hoy desaparecido.
Fachada de la Casa de los Salazares
En el número 23 de la Calle del Carmen, que arranca en el puente del mismo nombre, junto a la Plaza de la Constitución, podemos encontrar la fachada de la casa de los Salazares.
La ilustre familia Salazar llego a Cambil en el siglo XVI, procedente del Valle de Losa, al norte de Burgos, cuando los hijos de Dª Juana González de Salazar, casada con D. Rodrigo de Zambrana, fallecieron dejando tres hijos, Alonso, Francisco y Pedro de Zambrana, que vinieron a Cambil donde su tío D. Francisco de Soto que era entonces cura de su parroquia.
D. Alonso Zambrana, sería años después sucesor de su tío en el cargo y después prior de Lahiguera negociando con Felipe II la independencia jurídica de Cambil respecto a Jaén.
Algunos descendientes de la familia Salazar, emparentados con la familia Vilches, una de las de más rancio abolengo de Cambil y debieron construir esta casa en el siglo XVII.
Se trata de una fachada de exuberante barroco, de época similar a la del antiguo Hospital. Muestra un entablamento y cornisa convexos, con fantasía decorativa, grandes alerones laterales y los escudos nobiliarios de las familias Salazar y Vilches, en el piso superior. El conjunto se remata con un alero de madera cubierto con teja árabe..
Castillos de Cambil y Al-Habar
Castillo de Cambil
El Castillo de «Qanbil«, situado en el margen izquierdo del Río de Cambil, ocupa toda la meseta, aproximadamente, rectangular del peñasco del mismo nombre. Está situado al Oeste del pueblo de Cambil, y su lado Este está formado por una pared casi vertical que cae en picado sobre el Río Cambil. Sus lados Norte y Sur tienen forma escarpada, siendo cortados casi verticales. Tan sólo el lado Oeste tiene un desnivel escaso, de unos 5 metros, por lo que el acceso al castillo se debía hacer por esta zona.
El castillo se estructura en dos niveles: uno central a modo de alcazarejo, y otro periférico. El recinto exterior del castillo sólo tuvo fortificaciones de algún tipo en la cara Oeste del peñasco, tal vez debido al empleo masivo de artillería que se hizo en su reconquista por los castellanos en 1485.
El interior del castillo es bastante tosco, con mampostería menuda y mucho mortero de yeso.
El alcazarejo se forma por una meseta sobrealzada que estuvo rodeada de parapetos y quizás nivelada con tierra. En el sector Este se detecta una estructura ataulada en la que apoya y que la realza.
Castillo de Alhabar
El castillo de Alhabar, también llamado Harrabal por Hernando del Pulgar, con un porte más elevado, se sitúa en el margen derecho del Río Cambil, enclavado en un farallón rocoso, frente al Castillo de Cambil.
Ocupa toda la meseta superior del farallón, que presenta una fuerte pendiente, y murallones naturales que cierran los lados mayores del rectángulo (Sur y Norte, respectivamente). Debido a esto, los restos de estructuras, muy deterioradas, se limitan a las fachadas Este y Oeste.
La planta de la edificación es rectangular, marcada por la forma de la roca sobre la que se asienta.
En el espacio interior cabe destacar la existencia de dos niveles que fueron realzados por obra humana, uno central que hace las veces de alcazarejo y otro periféricopudiéndose observar aún, hoy día, restos de la muralla.
La obra visible en el interior del castillo es tosca, igualmente, de mampostería menuda y abundante mortero de yeso.
En él se ha habilitado un mirador, desde el cual, aún hoy, se puede imaginar el silbido de los sables árabes contra las espadas de los caballeros cristianos en el campo de batalla de Cambil.
Ambos Castillos fueron declarados “Bien de Interés Cultural” en 1985.
Las Huellas de "Brachy"
Desde 2003 Cambil cuenta con un vecino muy especial. Se trata de nuestro reptil prehistórico “Brachy” cuya reproducción, a tamaño natural, preside el muro del Adarve en la Plaza de la Constitución.
El descubrimiento de sus huellas, realizado por el profesor Alberto Pérez-López del Departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada, se produjo en 1993. Las huellas originales fueron extraídas del terreno y, actualmente, se exponen en el Parque de las Ciencias de la capital granadina.
Hace 225 millones de años, cuando aún no existían las aves y los mamíferos empezaban a aparecer, un reptil cuadrúpedo con manos y pies de cinco dedos,contemporáneo del precursor de los dinosaurios, paseó por la Zona Subbética dejando la huella de sus pisadas.
Hoy estas «icnofósiles’ (fósiles cie huellas) tienen mucho que contarnos. Nos demuestran, por ejemplo, que los seres vivos son muy antiguos, que han evolucionado y que numerosas especies han desaparecido. Estudiando sus huellas, podemos saber cómo eran e incluso algunos de sus hábitos.
Por aquel entonces, el mundo era muy distinto al que hoy conocemos y faltaban millones de años para que nuestraespecie entrase en escena. El género Humano apareció hace sólo 2,5 millones de años, nada en comparación con la larga historia de estas huellas.
Las Huellas
Se trata de las primeras huellas de pisadas de vertebrados del Triáslco encontradas en la Cordillera Bética. Fueron halladas sobre areniscas de Trías Sudíbérico, en Cambil, municipio de la Sierra Mágina. El registro fósil hallado está formado por 8 huellas, 5 de los miembros traseros (pres) y 3 de los delanteros, (manos).Las impresiones son relieves invertidos o contramodelos en arenisca. Esto se produce porque as huellas se endurecieron sobre limos y posteriormente se rellenaron de arenisca roja, petrificándose con el paso del tiempo. La buena conservación indica que el sedimento tenía un alto contenido en agua, que era parcialmente consistente, endurecido y con un comportamiento elástico. Condiciones propias de zonas de litoral o cercanas a cauce fluvial.
El Autor de las huellas
Se trata de unas huellas del género Brachychirotherium cf. gallicum, que corresponden a un reptil de principios de la EraSecundaria. Posiblemente se trata de un animal omnívoro, quizás un depredador, armado con poderosas garras de hasta 2,5 cm.
Como rasgos peculiares, observables en las huellas, destacan el tamaño de sus dedos y las marcas de las escamas y callosidades. Las pisadas de los miembrosposteriores son de 10 cm, más largas que anchas. La zancada es aproximadamentede 62 cm y el paso oblicuo de 84 cm. En base a la longitud de los pies y al doble paso, podría tratarse de un reptil de unos 5 m.
Cambil: Horario 09:00-14:30h. Tlf. 953 300 427
Arbuniel: Horario 08:00-13:00h. Tlf. 953 964 190